Recuperamos el antiguo muro de Carralapeña

En Milsetentayseis queremos preservar la viña vieja poniendo en valor el entorno y el patrimonio, no solo vitícola si no también patrimonial que encontramos en Fuentenebro. Trabajamos con cepas centenarias en vaso, fuente esencial de material genético histórico dentro de un proyecto integral de rehabilitación de parcelas que pone en valor un paisaje de gran tradición vitivinícola. Pero también somos conscientes de la importancia cuidar otros elementos del paisaje, su biodiversidad y su riqueza cultural.

Fruto de una labor de investigación previa sobre la zona, en las últimas semanas, hemos finalizado los trabajos de recuperación de un antiguo muro de piedra que existía junto a la parcela Carralapeña. Una viña de 0.23 hectáreas que ronda los 75 años y donde conviven diferentes variedades vitícolas como el tinto fino, graciano y monastrell.

Estas demarcaciones históricas son símbolos de la arquitectura popular del pueblo y aunque servían para determinar los límites en el campo, entre una parcela y otra, en este caso tenía otra función: estaba pensado como barrera de contención al arroyo de la Vega de la Torre. Se trata de un afluente que es muy difícil de ver hoy en día por la evolución climática de los últimos años, pero las abundantes lluvias caídas en este invierno hacen que en la actualidad podamos ver el recorrido habitual del flujo del agua por este cauce.

Durante varias semanas se ha preparado el terreno para asentar estas piedras que conectan con el pasado vitícola de Fuentenebro. Una construcción de 65 metros de longitud y de 1,2 metros de altura que protegerá al viñedo del caudal del arroyo. Para los trabajos de restauración se han empleado cuarcitas típicas de la geología de la localidad que se han rescatado de la zona mas alta, a 1.100 metros de altitud.

Conocer y entender la fauna y la flora nos permite el fomento de acciones que mejoren el ecosistema. Con esta construcción de piedra damos un paso más en la preservación de la biodiversidad del viñedo. Los orificios que se crean entre las piedras se convierten en refugios naturales para todo tipo de especies insectívoras y pequeños reptiles, anfibios y aves.

Con estas pequeñas acciones buscamos una identidad propia. Queremos educar en el concepto de patrimonio vitícola: preservar la viña vieja poniendo en valor la zona y que lo que hacemos hoy tenga su sentido o consecuencia en el mañana.